En una zona tranquila, lejos del bullicio turístico, encontramos la Fundació Miró Mallorca, un espacio que permite descubrir el entorno donde Joan Miró vivió y trabajó durante casi 30 años.
La Fundació pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Palma con el objetivo de dotar a la ciudad de un centro cultural y artístico. Joan Miró hacía años que manifestaba cierta inquietud por el destino de sus talleres. Fue por ese motivo que en 1981, junto a su esposa Pilar, decidieron donar los talleres y todo lo que en ellos quedaba; pinturas, esculturas y obra gráfica.



En la visita al recinto encontramos varios edificios; Moneo, Taller Sert y Taller Son Boter. El primer edificio fue proyectado para poder mostrar de forma adecuada las obras de Miró. Hoy en día alberga las salas de exposiciones, la biblioteca, el auditorio, las oficinas de la Fundació, la tienda y la cafetería.


El Taller Sert fue el gran sueño de Miró. Desde pequeño viajaba a Mallorca, pero hasta 1956 no decidió afincarse y proponerle a su gran amigo Josep Lluís Sert construir su taller. El artista y el arquitecto trabajaron mano a mano para proyectar un estudio perfecto, teniendo en cuenta el clima, el terreno y las condiciones ambientales del taller.

«Trato de aplicar colores como palabras que forman poemas, como notas que forman música.»
Joan Miró



Al final del recorrido y en lo más alto de la finca nos encontramos con la masía Son Boter, el segundo taller de Miró, situado en una típica casa mallorquina con vistas al mar que adquirió en 1959. Allí encontró un lugar más íntimo, un refugio. Esbozó en las paredes con carboncillo, configurando las estancias como obras en sí mismas, aprovechando la magnitud del espacio para crear grandes formatos.

